martes, 2 de enero de 2018

Si acaso me vuelvo cándida



Había olvidado la fragilidad de los vínculos
Me fui tan lejos que al menos ésta noche no sé volver
(No quiero volver)
Resquebrajadas quedaron las paredes de algo que pudo ser
La conversación no llegó y ante la pasividad navegué entre espanto y dolor
Son densas las aguas que me conducen esta noche
Tal vez mi barco estaba averiado desde su final de comienzo
 O como el más frío misterio
 No puedo con los témpanos de hielo que aparecen como  brasas en la boca más falaz que...
 Que pude
 Que puedo
 Que quise
 Que...
 Que inapetencia

La huella del hastío

Tenaz soy si quiero serlo ante el veneno sigiloso

Esta noche rehúyo del tibio deseo
 Esta noche me aferro al espanto
 Esta noche nauseabunda es la frivolidad
 En tus bosques mudables tembló el frío
 Desolado el noble vertió su apatía
 Caí del sol
 Caímos del sol
 Esta noche no quiero

Inexorable

 Mi espalda se crispa en campos de desidia
 Tan vano como hermoso el vigilante.

 ¿Acaso la femineidad no puede tener cuerpo de hombre?
¿Acaso la delicadeza y el tacto olvidados quedaron?

Ahogados víctimas de un mar sin cautela
 Puedo navegar como adversario
 Y que gran pérdida sería el navío de mi viaje
 Repudio la frivolidad
 Me parece tan abominable (al menos esta noche)
 Que insustancial en medio de mí deseo fértil
 Deseo inocuo
 Pero a mi querida (a mi pesar) raza humana le es inherente la destrucción

Quiero ser un árbol; crecer tan alto que no pueda ver el paso de las generaciones
 Ser la raíz de una montaña sin ojos

 Yo no entiendo...

¿Se puede ser tan necio?
 Que ciego es este perverso mundo
 Ciego ante lo profundo
Ésta noche no se ven estrellas
 Y si brillara por un segundo algún astro mi memoria estallaría
 Estoy surcando por un cielo sin día sin noche suspendida
 Esperando la caída del olvido
 Tal vez de mis ojos mañana se lea algo más que decepción.

Ahora,

Mientras tanto

Paseante lejos fui
 En donde la duda fútil no dispare en mi cabeza
 O si lo desea
 Que me eclipse el corazón
 Esta noche nada me importa
 Nada quiero
 Nada permanece
 Nada espero
 He ahí el gran error; espera.
 Que ingenua espera

 Me siento perdida en un frío misterio que no regala ni su tiempo
 La palabra dicha se disfraza en la niebla
 (Al menos esta noche)
 Hay niebla
 El corazón más oscuro se vuelve niebla
 Si acaso lo despertase la humedad de la bruma.

Por si mañana olvido el humo de mi boca
 Gritaré
 Despreciaré
 Toda la humanidad
 Al menos esta noche
 Con elegancia y pulcritud quemaré todo dolor.

Adiós

Que no haya espera
(Al menos esta noche)
Porque nada me importa más que mi vuelo.