Florezco girasoles de otros tiempos
y en mi piel logra temblar el deseo.
No, no falta el aire.
Mi lengua retuerce sabores de primavera
encontrando un lugar aquí.
Heme aquí,
entre mi humedad y tu espesura
abriendo el universo,
Heme aquí
observando con mis labios la quietud de las horas.
Heme aquí
sobre mi piel ardiendo con la raiz del error que no borraría.
Heme aquí
besando la fantasía de la carne.
Ahora tu
Tu
Duermes en el cuerpo que se resiste al cuerpo
Tu
Cedes ante el cuerpo que encanta con su canto.
Y la silueta
que habita la almohada,
sobre mi piel sera desnudada como el recuerdo de tu gesto.
Ya desnuda al fin
Desnuda
Desnuda toda, en mi horizonte de huesos
me puedo entregar al deseo, a la noche nueva y al refugio que termina en incendio.
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