viernes, 31 de julio de 2009

La casa de la infancia



Que manera de agitarme en los sueños, desperté lo logré .No puedo imaginar mi vida sin ustedes, mi vida no es vida si no están, no seria nada igual, nunca lograría ser feliz si no están, quisiera estar ahí ahora ya! .

Sentir la calidez de sus abrazos, la complicidad de nuestras miradas, disgustarnos juntos del circo que se forma en esa casa, tantos años han pasado, quisiera volver a sentir la tranquilidad de ese frío sol reflejado en mis tristes olas.

Es que es ahí donde el tiempo se detiene, es donde mi alma serena respira, mis ojos se pierden en la tranquilidad, jamás me he sentido mas desnuda que ahí, me despojo de mis prejuicios, de mis errores y temores.

Puedo escuchar a lo lejos sus voces, es que todo es nuevo estando ahí, vamos dejando marcadas nuestras huellas, me vuelvo niña y puedo volver a armar los castillos de mi infancia.

Ahora nos subimos al auto y navegamos, no sientes las piedras del camino solo sientes los vaivenes del agua, descubro un millón de colores con esos pequeños rallos de sol dibujados en el cielo, el viento juega haciéndonos peinados y se escuchan las primeras carcajadas.

Ahora caminamos por las roñosas tablas del muelle ,juguemos a no pisar las líneas y me das la mano y te amo como amo la vida y más, te amo por ser mi cómplice , te amo por ser mi motor y mi otro yo , te amo porque al nacer no vi a nadie más que a ti.

Ahora se asoman las primeras lágrimas que por alguna razón anoche no salían y es ahora cuando te extraño más que a todo y todos, y es que separarme de ti solo por una fracción de segundos ya se siente y duele.

Siempre me imagine que había un castillo enterrado ahí, y es que se asoman las ruinas enterradas en la arena, pero me da miedo estar ahí.

Llegamos a la casa de mi infancia la de todos los veranos pero ahora la de un frío otoño, se enciende la salamandra, nos reunimos en la cocina y comienzas a contar historias como un viejo zorro, estamos todos alrededor del fogón, y cuentas las historias de cuando eras minero y todos los años las guardo como si fuera algo nuevo.

Es la hora en que el pan se asoma por el horno de barro y el mate es el mejor amigo.
Nunca me he sentido más segura que ahí, vuelvo a hacer niña, quiero sentir ese olor.

Y me dicen vamos Chilindrina cuéntate otro chiste, Y es que el viejo minero, ese viejo zorro del que hablo me llama Chilindrina y seque espera ansioso mis chistes, me siento en sus piernas y miro sus ojos llenos de historia, juego y te peino los pocos pelos que te van quedando los otros ya se han perdido con los años.

Ahora se escucha otra voz que me llama Pepita, has crecido Pepita. Cuéntanos otro chiste Pepita, tu padre cuando era chico metió un gato en un tarro de pintura y lo ahogó en el río. Y me enojo y es que saben que amo a los animales como se ama a un animal humano, pero en verdad quien me llama Pepita es quien hacia todas esas estupideces y su historia se pierde en la mesa, el viejo zorro sale con otras y mejores para asustar ala pequeña Chilindrina.

Los rallos se van borrando y cae la noche, nunca he visto más estrellas que ahí.
Nunca el cielo me ha parecido más profundo que estando en la casa de mi infancia, la casa de la playa.
Se siente el tren, es la música, miro el fuego y me interno ahí, ya no suenan los aviones estando ahí se sienten solo las olas sensuales de un apasionado mar.

Quiero quedarme ahí por siempre quiero desnudarme y perderme en la unión del cielo con el mar.

Chilindrina de los largos cabellos y de los ojos negros es hora de dormir.
Ya mañana te puedes ir a esconder por ahí y como tú dices: volar siendo feliz.

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